La calibración generalmente no es necesaria, ya que el sensor está calibrado de fábrica. Sin embargo, si notas una diferencia significativa entre las lecturas de tu sensor y el medidor de glucosa en sangre, puedes calibrar el sensor. Evita calibrar más de una vez al día y espera hasta que tus niveles de glucosa estén estables.

No calibres dentro de las primeras seis horas después de la instalación del sensor o cuando tus niveles de glucosa estén subiendo o bajando rápidamente. Asegúrate de que tus niveles de glucosa se hayan estabilizado antes de realizar la calibración.

Si la diferencia es mayor de 20 mg/dL para lecturas por debajo de 80 mg/dL o más del 20% para lecturas por encima de 80 mg/dL, puedes utilizar la opción de calibración en la aplicación LinX. Contacta con el soporte al cliente si necesitas asistencia.

La calibración ajusta las lecturas del sensor para que coincidan con las de tu medidor de glucosa en sangre, y se marcará con un punto rojo en la curva de tendencias. La grabación simplemente registra la medición de glucosa sin ajustar el sensor y se marca con un punto verde.

Los sensores CGM miden la glucosa en el fluido intersticial debajo de la piel, mientras que los medidores de glucosa en sangre miden la glucosa directamente en el torrente sanguíneo. Esta diferencia, conocida como tiempo de retraso, puede causar ligeras variaciones entre las dos mediciones.

Puedes realizar la calibración tú mismo a través de la aplicación LinX. Sin embargo, si no estás seguro sobre el proceso o si eres nuevo en el uso de LinX, es recomendable contactar con el soporte al cliente para obtener orientación.